Por: Carolina López Romero
Comunicadora Social Armónico Agencia Consultora
Si enseñamos a los niños a aceptar la diversidad como algo normal, no será necesario hablar de inclusión sino de convivencia”. Daniel Comín
La educación en Colombia está dejando de ser un modelo de integración para convertirse en uno de inclusión; lo cual implica la transformación de las prácticas pedagógicas y la renovación del sistema para responder satisfactoriamente a las diferentes condiciones de los estudiantes y ofrecer una educación de calidad para todos.
Según el Ministerio de Educación Nacional, “la educación inclusiva exitosa ocurre principalmente a través de la aceptación, comprensión y atención a las diferencias y diversidad, que pueden incluir lo físico, cognitivo, académico, social y emocional”. Es decir, se centra en el principio de que cada niño y niña tiene características, intereses, habilidades, aptitudes y necesidades de aprendizaje distintas, lo cual requiere de atención por parte de las instituciones educativas, ya que son ellas quienes tienen la posibilidad de diseñar metodologías que respondan a los distintos requerimientos de los estudiantes.
Este nuevo modelo debe integrar la participación de los profesores, los alumnos y los padres para desarrollar un sentido de comunidad, independientemente de su cultura, raza, religión, ideología o condición; potenciando la aceptación, el intercambio de nuevos valores, la participación activa y la creación de un único contexto pedagógico.
Para lograr un sistema educativo inclusivo, el Gobierno de Alberta de Canadá plantea seis principios fundamentales que pueden guiar e informar las decisiones basadas en alumnos de cualquier nivel escolar:
- Anticipar, valorar y apoyar la diversidad y las diferencias de aprendizaje: los entornos de aprendizaje acogedores y seguros crean un sentido de pertenencia para todos los alumnos y sus familias.
- Altas expectativas para todos los estudiantes: la creación de una cultura de altas expectativas comienza con un currículo accesible y experiencias de aprendizaje significativas y relevantes.
- Entender las fortalezas y necesidades de los alumnos: Este es un desafío para los maestros, maestras, familias, instituciones educativas y todas las entidades pertinentes.
- Reducir las barreras dentro de los entornos de aprendizaje:todos los miembros de la comunidad deben trabajar juntos para identificar y reducir las barreras dentro del currículo y el entorno de aprendizaje que interfiere con la capacidad de los estudiantes para ser exitosos.
- Desarrollar capacidades: los líderes escolares, maestros, profesionales de la educación y familias tienen oportunidades continuas, relaciones y recursos que desarrollan, fortalecen y renuevan su comprensión y habilidades para crear entornos de aprendizaje flexibles y receptivos.
- Responsabilidad compartida:todos tienen que estar comprometidos con la colaboración y el éxito de los estudiantes.
La inclusión tiene que ver con construir una sociedad más democrática, tolerante y respetuosa de las diferencias, así mismo es una forma de pensar y actuar que demuestra aceptación y promueve un sentido de pertenencia para todos los alumnos. Por lo tanto, debe ser entendida como una parte más para construir un país con justicia social, equidad educativa y respuesta de calidad a los niños, niñas y jóvenes del país. Como explica Víctor Soler, sociólogo especialista en educación, “la vida es diversidad, por lo que educar y aprender para la diversidad es educar y aprender para la vida. Los profesionales de la educación debemos apostar por la educación inclusiva, acorde con los principios de aceptación por parte de la sociedad que les rodea, de integración de aquellos en riesgo de exclusión y de participación activa de los mismos. Si no se cuenta con ellos para participar de la sociedad y aprender juntos, no hay inclusión posible”.
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